Turismo negro y campos de concentración: Mi opinión como historiadora y como viajera

     Antes de nada, incluso antes de la introducción real, os hago un pequeño contexto de quien soy yo, para que este contenido sea lo más transparente posible: Actualmente tengo 28 años, he estudiado historia, me interesa especialmente la historia social del siglo XIX y la sociopolítica del siglo XX, aunque he tenido una vida buena y tranquila, el tema de la Segunda Guerra Mundial me ha calado muy hondo porque mi abuela y sus padres vivieron en la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial (no les faltó de nada, tampoco les faltaron historias y batallitas... y entre las muchas que tienen, está que mi bisabuelo estuvo a punto de ser enviado a un campo de concentración por las falsas acusaciones de un vecino).

    Pensar que un ancestro mío ha estado a punto de acabar en estos sitios, me genera una mezcla de sentimientos poco agradables, aún así he estado en Saschenhausen (afueras de Berlín), Dachau (afueras de Munich) y Auschwitz (afueras de Cracovia) sin problema alguno. Y es que como historiadora frustrada porque con los sucesos que se repiten en la actualidad se demuestra que a los historiadores no nos hacen el más mínimo caso, considero que todos deberíamos exponernos a la incomodidad. Obviamente si a una persona le va a pegar una crisis nerviosa por ir a un sitio de estos, es perfectamente normal y aceptable que no quiera ir, pero una cosa es sufrir una crisis y otra sentirse incómodos. La verdad es incómoda, pero aún así debemos ser valientes y mirar la incomodidad a la cara. No me fijé en el caso de los campos, pero en el caso del pueblo arrasado Oradeur-sur-Glane, había varios grupos con guías que organizaban visitas, podíamos escuchar a los guías y a los visitantes hablar en un tono normal en en inglés, español, francés e italiano; pero a parte había otro grupo que hablaban muuuuuy bajito, incluso se apartaban y parecía que querían pasar desapercibidos... eran el guía y los visitantes germanoparlantes.

Uno de los hornos crematorios


        Por supuesto, una cosa es ir a visitar un campo o un sitio similar a aprender, a curiosear o incluso a exponerse a la mencionada incomodidad, y otra cosa es tomarse fotos cucas haciendo equilibrios en las vías del tren de Birkenau, o incluso ir por puro morbo.

Base de los antiguos barracones en Dachau

    Entre los que están en contra de que estos sitios sigan abiertos, muchos defienden que no es necesario que lo estén. Que hay ya muchos libros, documentales, películas, exposiciones temporales, fotos, testimonios y demás... Tal vez yo sea una sentimentalista, pero para mi no ha sido lo mismo ver documentales sobre estos lugares que acabar dentro de una cámara de gas y tener a un palmo de mis narices arañazos de personas como último acto hecho en vida, pues el Zyclon B que echaban en las cámaras de gas quemaban los pulmones, así que no era algo indoloro.

    Tampoco fue lo mismo leer las noticias en 2022 de la invasión rusa en Ucrania que hablaban de una posible tercera guerra mundial, que ver la cara que puso mi abuela, a la que aún le asustaban los petardos porque le recordaban a las bombas, cuando leyó el primer titular del conflicto. Ella, que siempre ha sido muy habladora y expresiva, se quedó con cara de poker y dejó con una tranquilidad acojonante el diario sobre la mesa.

Entrada a Dachau, con el mítico "Arbeit macht frei" (el trabajo os hace libres) de todos los KZ

    Todo sea dicho, hay mucha hipocresía. A la gente le parece una falta tremenda hacerse fotos en Auschwitz aunque uno solo esté de pie con la entrada de fondo, pero a muchos les parece un planazo usar un supuesto detector de fantasmas en Belchite, grabar el proceso y subirlo a internet.


Algunos de los millones de objetos requisados a los prisioneros de Auschwitz



    En conclusión, de por si no nos hacen caso a pesar de difundir historia, a pesar de los libros, los documentales, las películas, las charlas, las fotos, las clases, la denuncia, los documentos primarios... y no solo me refiero a los campos de concentración... Así que imagínate tú si encima cierran este tipo de lugares.

    Por otra parte, si tenemos que elegir a alguien que diga si hay que ir o no a estos sitios, estos son los sobrevivientes. La mayoría de ellos piden que no olvidemos la historia, algunos incluso especifican que vayamos a esos sitios, y es que la ignorancia nos hace débiles, sino basta con ver las reacciones de aquellos soldados que no pisaron un campo en su vida pero les pusieron videos en los juicios de Nuremberg. O incluso los mismos ciudadanos de Dachau, los mayores de edad fueron obligados por los aliados a visitar parte del campo cuando éste fue liberado, de hecho para mi lo más estremecedor de ese campo fue una habitación completamente vacía en la que solo había un panel en la pared con una foto de esa misma habitación en la que había una pila de restos humanos esqueléticos de cuerpo completo, siendo visitados por los habitantes del pueblo de Dachau que ignoraban lo que sucedía allí. A día de hoy, es solo eso, una habitación vacía cuyo sentido erradica en el panel de la pared.






Comentarios